martes, 20 de octubre de 2009

A tí, mentiroso compulsivo


Aunque parezca difícil de creer, cuando una persona miente compulsivamente, él es quien se engaña en primer lugar, pues no es capaz de ver la diferencia entre la verdad y la fantasía y se aleja irremediable y peligrosamente de la realidad.
Pudiera sonar exagerado, pero sin embargo, las mentiras pueden ser únicamente la punta del “iceberg” y que en el fondo se esconda una persona con problemas psicológicos o conflictos emocionales sumamente serios.
De acuerdo con los psicólogos, los adultos mienten para lograr algo o para autoengañarse porque se niegan a aceptar todo aquello que les incomoda.
Estos expertos aseguran que, de alguna manera, se aprende a mentir en la infancia debido a la incomprensión o rechazo de los padres y, claro, también para adaptarse a lo que ellos quieren o esperan de nosotros.
Cuando la mentira se vuelve enfermiza, cuando se hace un hábito y se miente por deporte, el tema se vuelve mucho más grave.
Según los psicólogos, las razones más comunes por las que alguien miente son las siguientes:

• Para satisfacer su propia vanidad.
• Para obtener cierto absurdo placer a través de invenciones.
• Para demostrar poder o control ante los demás.
• Para dañar a los demás con rumores o falsas acusaciones.
• Para conseguir estima, atención y afecto de los demás.
• Para así poder compensar su propia inseguridad.

¿Qué siente?

Si el mentiroso oculta o desfigura la verdad, con seguridad no se siente nada bien y, además, sufre de:

• Desgaste emocional: Tiene que controlar las palabras y forzar la memoria para no contradecirse.
• Malestar: Al mentir no elimina ningún malestar, el problema de fondo subsiste y se siente aún peor que antes.
• Efecto bumerán: Al intentar disfrazar una realidad que no soporta, la demuestra con más fuerza.
• Remordimientos: El sentimiento de culpa le pesa tanto que comete errores y termina siendo atrapado.
• Rechazo: Sus engaños constantes acaban por deteriorar las relaciones con los demás.
• Desconocimiento propio: Nunca llega a saber cómo es en realidad, vive en un mundo imaginario.

¿Cómo detectarlo?

Las personas que inventan, deforman o exageran la realidad y son conscientes de su incapacidad para comunicarse con sinceridad, pero no pueden controlar su conducta y viven llenos de malestar sin solucionarlo. Algunos viven en un mundo irreal y ni siquiera se dan cuenta de que están mintiendo.

¡Ojo, podemos encontrarlo en Laviana!.

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