martes, 23 de junio de 2009

Los sindicatos y la crisis


Al contrario de lo que nos cuentan, la crisis económica que padecemos en España y en Asturias aunque D. Vicente se empeñe en negarlo, no es una simple consecuencia de la crisis financiera global. Es algo mucho más grave.
Dos tercios de los nuevos parados de la Unión Europea son españoles, tenemos la tasa de paro más elevada de Europa y un déficit que se está incrementando de manera alarmante debido a la política de gasto del gobierno y a la falta de ingresos. Además, como no innovamos, cada vez somos menos competitivos, y por si fuera poco también ha caído el turismo siendo las perspectivas de recuperación bastante remotas. Más bien todo indica que, si todo sigue así, en pocos años ni siquiera habrá dinero para pagar las pensiones.
La crisis no es cosa de ahora, hay que reconocerlo. Las causas vienen de atrás. Sin embargo, tras el conato de recuperación que se produjo durante el gobierno del PP, llegó, recuerden, ZP al poder y, desde su segundo año de mandato, el modelo económico comenzó a agotarse. Síntomas como la caída en picado de la inversión extranjera hacía que muchos economistas clamaran por medidas para amortiguar el golpe. Pero el gobierno no las tomó. Negó la crisis, hizo presupuestos bajo falsas estimaciones económicas, intentó retrasar en la medida de lo posible alguna que otra quiebra y ahora que la crisis es innegable e irremediable, gasta dinero en tapar sus consecuencias.
Hoy tenemos cuatro millones y medio de parados, aunque el maquillaje que hacen desde el Ministerio correspondiente hace que se nos hable de muchos menos. Quizá no podría haberse evitado que subiera el paro, pero sí que subiera un millón trescientas mil personas en el último año. La situación es de una gravedad extrema porque, a ese incremento hay que sumar el descenso continuado en afiliaciones a la seguridad social. Ambas circunstancias se traducen en una importante reducción del número de personas que están trabajando y cotizando, para pagar esas prestaciones sociales que el ahora Zapatero parece regalarnos.
Pues bien, al contrario de lo que podría esperarse, no existe en la calle un clima de excesiva inquietud, y menos aún de indignación contra este gobierno que nos ha mentido de manera irresponsable durante 4 años. Esto se debe, en parte, a los que tradicionalmente organizan las movilizaciones ciudadanas, los sindicatos que han decidido apoyar incondicionalmente al gobierno, por mucho que éste no explique como creará el empleo, ni de dónde sacará el dinero para las protecciones sociales.
UGT y COOO disfrazan esta permisividad de principios, de ideologías y de defensa de los trabajadores. Sin embargo, hay una serie de hechos que hacen pensar que su actividad se rige por otro tipo de intenciones. Así, por ejemplo, se han manifestado en multitud de ocasiones contra la sanidad Madrileña, pero nunca contra la Andaluza o la Catalana; boicotean constantemente Telemadrid, pero nunca han hecho algo similar con Canal Sur ni, por supuesto, TVE, donde el 9% de la plantilla son liberados; también se movilizan contra la educación en Madrid, pero no en el resto de comunidades; y, por supuesto, se manifiestan contra la crisis en Madrid y Valencia, pero no en Andalucía donde, a pesar de contar con el mayor número de recursos, tienen la mayor tasa de paro de España.
Y todo esto, mientras reciben cientos de millones de euros del gobierno.
Para los sindicatos los derechos de la clase obrera no son, hoy, más que una coartada para pastar en el presupuesto estatal a cambio de apoyar al partido que, curiosamente, más ha hecho para privar a los trabajadores de su derecho más fundamental, el de un puesto de trabajo digno.

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